

Seducción BDSM
Un ayer que jamás será olvidado.
Aún recuerdo nuestro primer beso cómo si hubiera pasado hace apenas unos segundos, incluso mis labios parecen sentir esas pequeñas cosquillas reclamando más de esa caricia íntima, insuficiente cuando tras terminar el contacto de nuestras bocas, ansías uno más. El saber que me estás observando cuando espero en el lugar de encuentro, esa mirada recorriéndome, reconociendo cada curva de mi cuerpo estando de espaldas a ti. Es.. una sensación extraña, no puedo negarlo. Hacía demasiado tiempo que nadie me miraba con esa intensidad, con ese deseo incluso. Ese mismo que me hace estremecer cuando un escalofrío recorre mi espina dorsal, haciendo que mis hombros se sacudan levemente.
¿Cuanto hace desde la última vez que pudimos vernos?. A veces, pienso que el tiempo nos ha castigado al tenerlo como nuestro mayor enemigo. Y que el destino ha sido travieso queriendo jugar con nosotros, poner a prueba nuestros sentimientos. El mundo ha tenido envidia de nuestros besos, de esas miradas cuando al estar con nuestros amigos, podíamos decirnos cuanto nos necesitábamos, buscando el momento de poder entrelazar los dedos dejando caricias con las yemas en la piel caldeada por el contacto. Un año, tres meses y cinco días. ¿Quieres que te lo diga en horas, minutos y segundos?. También sabría decírtelo, lo he contado, he necesitado hacerlo.
Ahora, soy yo la que te está mirando parado, con las manos en los bolsillos sin poder estarte quieto un sólo segundo. Mirando a un lado y otro de la calle con evidente nerviosismo. Si tú supieras cuanto me sudan las manos, el cómo tiemblo de pies a cabeza con esa necesidad de acercarme a ti. Sin embargo, espero, quiero verte un poco más, observarte desde la distancia. Quiero grabar a fuego cada rasgo, cada gesto para irlo atesorando por si el tiempo, el destino o el mundo se vuelven a poner en contra de nosotros y pasa demasiado tiempo hasta poder volver a vernos. Pero ahora, no es momento de pensar en la separación, si no de disfrutar ese tiempo que ahora tenemos juntos. Te veo sacar la mano del bolsillo mirando el reloj, dándole incluso pequeños golpecitos por si estaba estropeado. Es cuando levantas la mirada girándote para buscarme una vez más, que me ves parada al final de la calle con las manos en los bolsillos, los brazos apretados contra el cuerpo. Permanezco con el rostro ladeado y esa eterna sonrisa dibujada en mis labios.
No sé quien se acerco primero o si lo hicimos los dos al mismo tiempo. Quien abrazó a quien, o cual de los dos se estremeció primero. No sé como nuestros labios volvieron a unirse, apretarse en una clara necesidad de mostrar algo, de una manera u otra, pero algo a fin de cuentas. No existen las palabras, no son necesarias realmente cuando una y otra vez volvemos a besarnos, con las manos recorriendo la espalda, presionando. Creo que estamos asegurándonos de que somos reales, que estamos allí. Sólo tengo una certeza, disfrutaré de estos cuatro días juntos recordando porque nos queremos, también, atesorando esos mismos momentos para cuando sólo nos queden las conversaciones por teléfono, las noches por msn interminables comiéndonos horas de sueño, se nos dibujen sonrisas tontas rememorando un ayer que jamás será olvidado.