top of page

Tarta de Chocolate (Tercera Parte)

Sus dedos, están atrapando mi cuello con el pulgar bajo mi mentón haciendo pequeños círculos cuando estamos besándonos, la otra no sé donde está, sinceramente. Debo confesar que me ha costado un poco sentir su mano apresando mi cuello, sólo puedo centrarme en las caricias de su boca, las presiones cuando está hundiendo la lengua para encontrarse con la mía en una caricia húmeda, poderosa al tiempo que sensual o eso creo. No sé cuanto tiempo nos hemos pasado así, besándonos. Agarrada a su camisa reteniéndolo o posiblemente sosteniéndome pues siento mis piernas a punto de fallar. Aún me mantiene presionada contra la pared cuando me mira a los ojos al romperse ese contacto tan cálido que ya extraño. Nos miramos cuando paseo la lengua por mis dientes, catándolo ahora que no está invadiéndome de esa manera que aún deseo, necesito.

 

 

- Creo que tus colmillos son una perdición para mi - Apenas en un susurro me lo ha confesado. Notando su voz tomada, ronca. Respira profundamente, algo acelerado y siento, escucho cómo su corazón está pugnando por salir del pecho - Acudo a ellos cómo una polilla a la luz.

 

 

Curiosa metáfora, inverosimil y sin embargo me gusta, arrancándome una sonrisa - No los mires entonces - ¿De quién es esa voz?. Es ronca, sensual. Parece que las palabras se mecieran diferente entre mis labios ahora, queriendo atraerlo cómo una polilla a la luz.

 

 

- No puedes pedirme eso en serio - Su rostro de repente es serio, su mirada demasiado fija en mis pupilas. ¡Lo ha dicho en serio!. Puedo sentirlo, incluso olerlo en su piel tan cercana a la mía. Su mano aún sigue en mi cuello y ese movimiento circular bajo el mentón que me apacigua, me relajada al tiempo que atrae a él, cómo una polilla a la luz..

 

 

- Estás cometiendo una locura. Besarme, besarnos.. - Maldita sea, las palabras han salido de mis labios antes de que pueda retenerlas. Deseo catarlo de nuevo, esa mezcla de su esencia con la sangre que mis colmillos ha arrancado sin querer, me está llamando desde algún lado de mi subconsciente. Lamiéndome los labios de nuevo, humedeciéndolo cómo una invitación, apretando deliberadamente el labio superior contra los incisivos para que se marcaran.

 

 

Gruñe de nuevo y parece que todo mi cuerpo se estremece con él, descendiendo sus pupilas hacia mis labios, obligándose o al menos eso creo a mirarme a los ojos nuevamente - No hables de locuras. La única vampira en el mundo conocida, ahora mismo está en una casa rodeada de licántropos, besando a uno de ellos, deseando hacerlo nuevamente - Se había inclinado un poco más hacia mí, apenas estaban rozándose nuestras bocas cuando me hablaba. Arrogante. No, sincero. ¿Cómo era posible que supiera exactamente qué deseaba?. Ah, sí, humedecer, marcar los colmillos.

 

 

No puedo evitar mirar hacia todos los lados buscando quizás un espectador curioso de nuestro extraño encuentro. Estoy evitando mirarlo a los ojos de manera deliberada porque tiene razón, quiero besarlo. Está mal, ¿verdad?. Dioses, estoy tan confundida, emocionada, sintiendo que mis pies apenas pisan el suelo cuando sé que aún están en contacto con éste. Bajando apenas el mentón meciéndome en mis dudas, el cabello cae formando una cascada oscura sobre mi rostro, ocultándome, siempre me he ocultado.

 

 

------------------------------------------------------------------

 

 

No comprendo qué demonios hago aquí parado entre los árboles mirando hacia el camino esperándola. Seguramente no venga, tiene miedo, pude olerlo anoche cuando nuestros caminos se encontraron. Sin embargo, aquí estoy, arreglado para ella, paseando de un lado a otro obligándome a no mirar hacia el camino y es justamente lo que hago en todo momento. Estoy nervioso cómo el demonio. Es cuando escuho unos pasos libianos, etéreos aproximándose, es ella, lo sé, puedo olerla aún estando lejos. Ocultándome mejor para no ser visto, la espero. No para de mirar hacia el camino, detrás de ella esperando algo, un ataque posiblemente. Nadie la tocará, he hablado con toda la manada. Es mía, sólo mía aún sin saber porque razón la llevo pensando así todo el día. 

 

 

Está parada ante la reja, mirando el entramado de ésta, a la gente que hay tras ella que conoce de su presencia, la han sentido, cómo yo. No la miran, hacen lo posible por no prestarla atención. Quizás ese sea un modo de hacerla confiar, entrar en mi mundo. Mía. ¡De nuevo ese pensamiento emergente! Poderoso, intenso que viaja a lo largo de todo mi cuerpo deseando aproximarse, reclamarla mordiendo su piel, hundiéndome en su cuerpo hasta lo más hondo para marcarla, hacer que huela a mi. Mía. No puedo luchar más con mis instintos, no todos al menos. Acercándome con sigilo, me coloco detrás de ella.

 

 

- ¿Tienes miedo? - Llevo un rato cerca, mirando el cómo su cabello se mece por el aire que pasa acariciando su piel, el cómo ladea al rostro fijándose en la gente. Sé que se ha alterado levemente al escucharme. ¿Dónde están sus instintos?. Anoche me sintió enseguida, pero hoy..

 

 

- No, no tengo miedo - Sé que miente, puedo olerlo, casi masticarlo brotando de cada poro. Deseo abrazarla, estrecharla contra mi para calmarla, hacerla sentir que no debe tenerlo. No puedo, no ahora, escaparía de mi lado sin comprender el porque de mis acciones. Es exasperante.

 

 

- No deberías. Aquí el depredador, eres tú - Si ella supiera la fuerza que irradiaba su cuerpo, su esencia en estado puro. Un depredador, sí, pero sobre mí marcando mi cuello al morderme alimentándose de mi. Obligándome a pasar cerca, entrando en el patio dejando la reja abierta para ella cómo una invitación. Aproximándome a mi sobrina, me inclino hacia ella hablándole al oído - ¿Ves aquella mujer que está marchándose? Habla con ella, traela con nosotros - Obedeciendo la niña, acudió a la mujer con una sonrisa a la carrera, parándola, hablando cómo le habia dicho su tío. Estoy parado, escondido entre la gente mirándome con el corazón queriendo saltar del pecho para ir en su búsqueda, atraparla para arrastrarla junto a mi. 

 

 

Es cuando la veo caminar al interior con la pequeña ratita agarrándola de la mano que me relajo, dándome cuenta en ese momento lo tenso que había estado. No puedo parar de mirarla, observar cada uno de sus movimientos. Darme cuenta de cómo cuando mi sobrina le ofrece un pedazo de tarta, toma el plato pareciendo que va a comer a pesar de que ese, no sea su alimento. ¿Es posible que tenga un corazón? ¿Un alma?. Sí, es posible que ella, tenga miedo de dañar la sensibilidad de la pequeña. Cuando por fin me he aproximado, he sentido la necesidad de pegarme a su cuerpo, rodearlo con las manos una vez hiciera que su espalda se pegara a mi pecho. La necesito, ya, ahora. Mía. Cuando veo mostrando sus colmillos ante la niña, no he sentido la necesidad de atacar, proteger, todo lo contrario. Algo ha palpitado bajo mis pantalones, acelerado mi respiración, mis pulsaciones. Sólo cuando la pequeña se ha marchado, la he invitado a seguirme, pasear por el lugar. Sin poder resistirme, tampoco queriendo hacerlo, he tomado su mano tirando de ella, arrancando sus pasos para seguirme. Sé que está un poco desconcertada, pero también curiosa..

 

 

Al besarla, he sentido cómo el lobo que hay en mi interior ha aullado con fuerza, estremecido queriendo salir, apoderarse de ella también. Su sabor, la humedad de su boca y cómo a pesar del desconcierto inicial, me ha correspondido. ¿Es posible que ella me sienta suyo?. No lo sé, nunca antes había tenido ésta sensación dentro de mi, ésta necesidad inminente por alguien cómo.. Ella. Siento la necesidad de pulsarme contra ella, restregarme para dejar mi aroma impregnado en su piel expuesta, en las ropas para que al caminar entre los míos, teman hacerla daño, me pertenece. Es mía. Me pertenece, ella no lo sabe, pero me pertenece. Es desesperante no poder decírselo sin más. Tengo miedo, ¡yo!. Tengo pánico a que salga corriendo cuando escuche esas palabras. Sé que debo ir despacio, ha sido un gran paso para ella estar aquí, besarme incluso. Quiero besarla otra vez cuando hemos parado, sé que lo desea y sin embargo se lo niega a sí misma..

bottom of page