

Seducción BDSM
Tarta de Chocolate (Séptima Parte)
No se movieron del pasillo, no desplazaron sus pasos más que un metro, lo justo para llegar a la pared contraria a la habitación de la pequeña para separar sus bocas mirándose a los ojos durante un largo rato. Él sería el primero en esbozar una pequeña sonrisa para acto seguido hacerlo ella. Separarse no era una opción para ninguno, mucho menos en esos momentos tan delicados al tiempo que especiales. Arrastrando la espalda por la pared aún manteniéndola abrazada, se sentaron en el suelo. Calipso entre los muslos del licántropo dándole la espalda rodeada por sus manos, cobijada en éstas, permaneciendo con las piernas recogiditas, echa una bolita pegada a él, procurando que pocas partes de su cuerpo no le tocase. Él, aspirando su aroma, dejando caricias con los labios en la sien cuando sus manos no paraban de pasear por los brazos, el vientre verificando que ella estaba allí, que era real y no un sueño ante la necesidad de tenerla.
- ¿Cómo te llamas? Ahora que lo pienso, sabes mi nombre pero yo desconozco el tuyo - Girando el rostro para mirarlo con atención. Seria y realmente no lo estaba, sólo espectante a una respuesta. Es más, se movería para estar de lado pudiendo mirarlo mejor.
- Lobo, me llamo lobo - Esbozando una sonrisa cabrona, de esas especiales que te hace desear comértelo a besos o bocados, depende de la ocasión. Enarcando una ceja esperando la reacción de ella, ansiando ver quizás su espontaneidad.
- ¡Oh, vamos! - Propinándole un golpe en el pecho cuando hiciera pucheros al tiempo que bajaba levemente el mentón sin apartar la pupilas de él. Algo que le desarmaría por completo. Era posible que Calipso estuviera jugando con él, pero sin duda consiguió lo que deseaba.
- Derian - Cuando la sonrisa se desdibujara de sus labios al buscar los suyos. Quedándose a tan sólo unos centímetros de su boca - Mi nombre es Derian.. - Robándola finalmente una caricia, efímera, apenas un roce de sus labios estrechándola un poco más contra su cuerpo, protegiéndola del mundo cuando no era necesario, no allí, no en ese momento.
- Derian - Parecería una tontería el repetir su nombre, sin embargo, acarició entre sus labios cada una de las sílabas. Despacio, haciendo el amor a su nombre, lento al tiempo que pasional. Cuando el mencionado lo escuchó, no pudo evitar sentir su cuerpo tensarse, marcarse cada uno de los músculos, cómo también el abrazo que la mantenía cerca. Un nuevo beso, de esos habría muchos a cada momento. Pasarían la noche hablando de mil tonterías, anécdotas que no vendrían a cuento evitando hablar de lo que verdaderamente les importaba. Abrazados, dedicándose caricias, besos profundos, besos fugaces, besos sin más, besos con deseo. Todo tipo de besos.
- Derian.. yo. Escucha, llega el día, lo siento y debería.. regresar - Habían pasado las horas demasiado rápido. Maldito Sol en su empeño por aparecer todos los días. Sin embargo, permanecía aún sentada con él sin desear mover un sólo músculo a pesar de que sus instintos comenzaban a clamar el ocultarse, esconderse para que la luz no la acariciara.
- ¿Acaso no deseas quedarte, Kaly..? - Apretando los labios conteniendo incluso la respiración esperando su respuesta.
- Claro que lo deseo, pero.. - Parando de hablar cuando posara un dedo sobre sus labios haciéndola callar al tiempo que negaba despacio.
- No hay peros. Te quedarás aquí, conmigo. La luz no besará tu piel, me pertenece, eres mía - Deslizando el pulgar hacia el mentón comenzando las caricias en círculos. Pareciera que deseara marcar su huella dactilar a golpe de caricias. Comenzando a moverse pasados apenas un par de minutos arrastrándola con él hasta estar erguidos, sin tardar demasiado en tomarla de la mano arrastrándola con él y ella siguiéndolo sin rechistar, lo haría hasta el fin del mundo.
- ¿Tío..? - La pequeña ratita asomándose a la puerta restregándose un ojo con su pequeña manita - ¿Se quedará la tía Kaly? - Posando sus pupilas en la mujer con una pequeña, pequeñísima sonrisa dibujada en los labios. El olor de la mujer había permanecido cerca de ella en su sueño, escuchando los susurros en el pasillo habiéndose despertado cuando estos cesaran.
- Sí, se quedará con nosotros. Ahora marcha a descansar, es demasiado pronto - Con palabras dulces invitando a su sobrina para que regresara a los brazos de Morfeo. Calipso se había quedado parada, estática mirando con cierta fijeza a la niña sin terminar de digerir el apelativo que había usado para con ella. Tía Kaly, apenas la conocía de unas horas y ya la consideraba alguien de la familia - Vamos.. Tengo que llevarla a un sitio seguro, ya sabes que el sol puede dañarla - Separándose de la vampira para acompañar a su sobrina y así poder meterla en la cama.
Calipso se quedaría en el pasillo esperando, mirando hacia la puerta por dónde desaparecieran sintiendo sus mejillas empapadas, levantando la diestra para pasear las yemas, al mirarlas las vería teñidas de un rojizo apagado, casi aguado. ¿Estaba llorando? ¿Por qué? No lo comprendía, de repente se sintió asustada de nuevo, temerosa de esos cambios tan rápidos, acelerados que estaban aconteciéndose en apenas dos días. Sin siquiera pensarlo, comenzó sus pasos hacia el exterior, tenía que marcharse, escapar de allí y ese acúmulo de emociones tan intensas...