top of page

Tarta de Chocolate (Cuarta parte)

- Quiero besarte otra vez - Las palabras han salido de mis labios antes de que pudiera retenerlas. He visto cómo alzaba la mirada hacia algún lugar, mirando a la nada cuando me ha escuchado. Tengo miedo, no puedo negarlo. Llevamos un rato callados sumidos en nuestros propios pensamientos, los deseos que nos abordan. Querría saber si ella me necesita tanto cómo yo a ella. Es tan complicado todo esto. No me he movido un sólo milímetro de su lado, no puedo, no quiero hacerlo. Sentir el frío de su cuerpo y cómo va tomando calor por mi cercanía, dislumbrar la palidez de su piel con los reflejos de la luna apenas tocándola, el cabello oscuro acariciando su rostro cuando el aire sin mi permiso se está atreviendo a tocarla - Ey.. mírame - Termino por decir cómo un estúpido cuando tomo su mentón entre el pulgar e índice para hacer que me mire. He sentido mi corazón dando un vuelco cuando nuestras pupilas se han encontrado nuevamente. Acariciando su labio inferior apenas con las yemas al tiempo que esbozo una pequeña sonrisa. Me ha imitado. Es cuando mi instinto brota, cuando el lobo que hay en mi interior ha rugido con desesperación terminando por abalanzarme a sus labios, sentir de nuevo el tacto, la presencia de sus colmillos en el interior. Son mi perdición, lo he advertido y mírame, de nuevo sucumbiendo a ella, sólo hasta.. 

 

 

- Para - Esas palabras pronunciadas contra mi boca han sido cómo una puñalada en el mismísimo pecho hiriendo lo más profundo de mi ser, obedeciendo, separando apenas unos milímetros el contacto de nuestras bocas para encontrarme con su mirada - No debemos.. no está.. bien. ¿Lo comprendes? - No, no lo comprendía, la bestia en mi interior se debatía con la cordura deseando hacerla entrar en razón a golpe de lujuria - Tú eres.. un lican y yo.. - No dijo su raza, ¿acaso se avergonzaba de ella? Sintiendo sus manos posadas contra mi pecho empujando apenas un poco. Sé que podría lanzarme lejos y sin embargo está siendo delicada con sus acciones. Ver cómo aprieta los labios dejándolos en apenas una línea, me asegura que desea estar aquí, conmigo de algún modo, pero algo la retiene.

 

 

- ¿Qué importa lo que tú o yo seamos? Dímelo, explícame porque es inadecuado que nos dejemos llevar por lo que ambos deseamos. ¿Acaso piensas que algo se interpondría entre nosotros si realmente quieres estar conmigo? - Empezando a negar con la cabeza despacio. Era ahora o nunca, perderla o conseguir que se quedara a mi lado. Era momento de abrir mi alma, exponerla a pesar de que ella con una sola de sus palabras pudiera destrozarla - Ni siquiera sé cómo te llamas y sin embargo, cuando te vi saliendo dudosa del portal, algo llamó mi atención, no sé explicarlo para que me comprendas, sería algo parecido a.. instinto, algo primitivo - Cuando la ví ladeando el rostro con curiosidad, di un par de pasos hacia atrás alejándome de ella, dejando espacio entre nuestros cuerpos y cómo dolía aquello, no poder tocarla, cobijarla entre mis brazos, protegerla - Te he necesitado para mi, ansío protegerte, saber que estás segura, alimentada, saciada en todos los sentidos - Pasándose la mano por el cabello cuando perdió el contacto visual, caminando de un lado a otro bajo la atenta mirada de ella.

 

 

- Entre vampiros, tenemos la vinculación. Es.. cuando un macho siente que una mujer en concreto le pertenece, nada ni nadie puede hacerla daño. Él se preocuparía de su alimentación, de saciar cualquier necesidad de ella, pero.. no creo que estemos hablando de lo mismo, ¿o.. sí? - Se había quedado parada, pegada a la pared donde minutos antes la había hecho prisionera. Con la diestra sobre el cuello apretando apenas un poco. Su voz sonaba dudosa, casi indecisa cuando me explicase aquello - Pero.. eso  es imposible, sólo.. ocurre la vinculación con los de tu misma especie.. - Parando. La he visto bajar el mentón, deslizar la mirada hacia el suelo cuando la mano ha caído laxa junto a su cadera negando despacio - Será.. mejor que me marche -Dando un paso hacia delante he creído morir. ¿Marcharse? ¿Ahora? No, ni ahora ni nunca y sin embargo, algo mantiene mis pies anclados al suelo sin poder moverme. El cómo ha humedecido sus labios mirándome una vez más, terminó arrancando un gruñido desde lo más profundo de mi garganta reclamándola, exigiéndola de algún modo que se quedara. Un paso de ella alejándose, otro más haciendo que la distancia entre nosotros fuera cada vez mayor me hizo desear gritar, aullar al cielo con todas mis fuerzas. 

 

 

Un aullido rasgado surcó la noche, fuerte, desgarrado, agónico. Soy yo, lo hice, dejé escapar ese sentimiento de la única manera que sé. Ha parado cuando estaba a punto de doblar la esquina de la casona, mirándome entrecerrando los párpados con extrañeza.

 

 

- No te marches, no lo hagas - No era una súplica, cómo tampoco era una orden - Quédate sólo unos días. Deja que te conozca y bríndate la oportunidad de conocerme - Dando por fin un paso hacia ella, frenando cuando he visto su cuerpo en tensión.

bottom of page