top of page

Sueños.

Regálame una más de tus caricias, de esas que recorren mi piel haciendo que me estremezca, el poder sentir de nuevo esas cosquillas recorriéndo mi cuerpo allá por donde pasas. Téntame cuando siento tu proximidad para dejarme con la miel en los labios acrecentando así la necesidad de ti. ¿Acaso no te das cuenta? Cada una de mis respiraciones, son tuyas cuando van acompañadas de gemidos intensos o frustrados, da igual. ¿No quieres entenderlo? Me tienes aquí perlada, ardiendo cada centímetro de mi ansiando un poco más de ese burdo, ínsipido pero intenso contacto que arranque cada súplica de un poco más.

 

No termino de comprender esa necesidad de ti, el ansia de mi alma por tu cercanía. Has sido capaz de colocar mi mundo del revés, alterarlo hasta el punto de sentirme completamente sola, vacía si no estás aquí, conmigo. Ese echarte de menos cuando apenas acabas de marchar, reteniendo esa necesidad de salir detrás tuya para pegarme a ti, haciendo que te quedes a mi lado. Buscar un beso de tus labios lento, pausado, cálido, apasionado rozando la lujuria más pura. Un beso, sea cual sea para catar de nuevo las mieles de tu boca, lograr que mis labios se hinchen con la presión, el roce de una expresión tan sencilla al tiempo que turbadora.

 

Y quizás puedas pensar que es algo carnal, puede que lo sea. Es el pensamiento más apremiante que acude a mi cabeza, el instinto que corre por mi piel y que clama esas atenciones. Sin embargo, una parte de mi, esa que apenas muestro, esa que siempre procuro ocultar, es la que busca una mirada, una sonrisa, una sola palabra que arranque esa coraza que me cubre queriendo evitar que duelan las mentiras, los engaños que un día puedan llegar. De un modo extraño, ansío ese momento estúpido cuando al despertar y levantarme, echando la mirada hacia esa cama que siempre está vacía, ver cómo te mueves buscando mi calor, enterrando el rostro en la almohada cuando aún estás en un duerme vela queriendo tener una parte de mi...

 

*Mirando por un momento el cuaderno desvencijado, con las esquinas incluso dobladas de tanto tocarlo, colocando el bolígrafo justo al lado, no tardó demasiado en posar los codos en la mesa con las manos bajo el rostro apoyando el mentón revisando los renglones, cada una de las líneas despacio. Frunciendo el ceño cuando comenzó a sentir una pequeña presión en el pecho, una angustia en su garganta declarando que las lágrimas no tardarían mucho en llegar. Apretando los labios esbozando una pequeña de esas sonrisas tristes, arrancando la hoja terminando por hacerla una bola, tirándola a la papelera cercana a su mesa enfrentándose a una nueva hoja en blanco, un nuevo mundo, un nuevo sueño que quizás ésta vez, sepa plasmar.

bottom of page