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Raven. =)

"La nostalgia y más que ésta, los recuerdos están ahí, acechando, amenzando con aparecer en cualquier momento sin previo aviso. Trae recuerdos de aquellos que un día se instalaron en tu vida sin más, haciéndose un hueco para no ser olvidados nunca. Y creo que habiendo pasado mi cumpleaños, todos y cada uno de ellos han regresado para seguir vivos de alguna manera, aunque sólo sea en mi memoria. En ocasiones esbozo sonrisas sin más con la mirada perdida, otras, apretando los labios llevándome la diestra al pecho, ahí donde late el corazón y se hace notar aún más en éstos momentos. Todos y cada uno en casa me miran, posiblemente mantengan el silencio sabiendo que me he sumido en ese pequeño mundo al que a veces acudo para rebuscar entre las vivencias después de tantos años que han podido pasar por mi. Sé que Víctor, incluso Ladiana cuando asoman la cabeza desean acercarse, colocarse a mi lado para posar su mejilla sobre el hombro. Escucho en ocasiones a Raven en el pasillo con pequeños aullidos, olisqueando la unión de las puertas. Los conozco, a fin de cuentas son mis niños y sé lo mucho que se preocupan por mi. Sílverer me comprende, permanece en silencio, espectante por si en alguna de las ocasiones necesito un abrazo, sumirme entre sus manos para notar el calor de su cuerpo sin mediar palabra, notar como me reconforta su mera presencia. No puedo evitar que mis pulsaciones se aceleren cuando lo hacen las suyas al acercarse, verme ahora mismo escribiendo con los dedos manchados de tinta esperando que llegue la noche, mirándolos de soslayo sin que se den cuenta al verlos pasar por el pasillo, queriendo reunirse conmigo, reteniéndose para respetar mi deseo silencioso. Los quiero en lo más profundo de mi ser..."

 

Llegada la noche, Devastalia no tardó demasiado en tomar un pequeño paño húmedo que había sobre un cuenco en la mesa dónde había permanecido parte de la tarde escribiendo. Limpiándose los dedos uno a uno mirando las hojas esparcidas sobre la mesa al vencer su cuerpo hacia atrás apoyando la espalda en el respaldo de la silla. Y tras asear sus manos, dejó todo lo escrito ahí para poder ser leído por los suyos, no le importó en absoluto, no deseaba tener secretos para ellos, jamás. Levantándose lentamente, apartó la silla con las piernas antes de desplazarse hacia un lado y colocarla en el lugar que le correspondía. Caminando hacia el pasillo pudiendo salir por las grandes puertas que daban al jardín, lo hacía a drede para así asomar la cabeza por la puerta y tras eso, el cuerpo verificando que estaba su pequeña Raven en el pasillo, esbozando una sonrisa risueña, cariñosa.

 

- ¿Qué haces en el pasillo, cariño? - Preguntó aunque ya conocía la respuesta. Aproximándose a ella, acortando la distancia para acto seguido, alzar la diestra apartando un mechón de pelo que ocultaba sus preciosos ojos.

 

- Llevas días callada, demasiado sola y aunque papá siempre me dice que es justo lo que necesitas, no puedo evitar intentar permanecer cerca de ti.. - Apretando Raven los labios apenas un segundo al tiempo que bajaba la mirada. Sintiendo acto seguido cómo su cuerpo era atraído, rodeado por unos brazos para estrecharla contra el cuerpo de Deva. Dejándola un beso la mujer en la cabeza, ese que sólo una madre que movería el mundo entero por protegerte es capaz de dar.

 

- Estás conmigo aún cuando no estás, permaneces en mi cada segundo del día, mi niña.. Sin embargo, me gusta cuando me acompañas aunque sea permaneciendo en el pasillo. Pero debo decirte algo, por muy callada que esté, por muy sola que desee estar a veces, si me necesitas, sea para lo que sea, sólo has de acudir a mi y bajaré la Luna si es preciso para hacerte feliz - Ya no sólo por el sentimiento de madre que tenía tan arraigado con Raven a pesar de ser adoptada, era la necesidad de hacer feliz a cada uno de los suyos en esa casa. Dejándola un beso más, la tomó del rostro para mirarla a los ojos, cerrando los párpados por unos segundos al tiempo que asentía dando más fuerza quizás a sus palabras - ¿Vienes conmigo de paseo? - Dándola ese pequeño privilegio. Y no porque desmereciera sus hijos, era sólo porque sentía que ella la necesitaba más que ellos.

 

Se escuchó una risa franca en toda la casa cuando vió a Raven correr escaleras arriba en busca de una capa para acompañarla, saber que la felicidad se había instaurado en su pequeña niña. Sin tardar demasiado en desaparecer por la puerta que daba al jardín de la mano. Presentándose un paisaje digno de plasmar en un lienzo, guardar colgado sobre una pared para ser admirado en cientos de ocasiones. Raven miraba a su madre de reojo queriendo descubrir esa pequeña arruga justo al lado de la comisura, sabiendo así que de algún modo estaba contenta. Entrelazando los dedos cuando rodeó el brazo con la otra mano para así caminar abrazada a ella.

 

- Mamá.. ¿Estaba así de nevado el día que me encontraste? - Mirándola con el mentón bajado pensando que quizás había hecho una pregunta inadecuada. Su cumpleaños no había pasado hacía mucho, justo seis días antes de que los cumpliera Devas.

 

Devas cerró los párpados por un momento, buscando en su memoria ese día, ese preciso momento en el que Raven llegase a su vida. Al abrirlos, buscó su mirada acariciándola el mentón para que lo alzase.

 

- Ningún otro día nevado podría compararse a ese, mi niña, ninguno. Esa noche las ramas crujían deseando desprenderse de la nieve, el manto sobre el suelo parecía crear la ilusión de estar caminando entre las mismísimas nubes. Lamento mucho lo que les sucediera a tus verdaderos padres ese día, pero de manera egoista me alegro, pues así he tenido la oportunidad de tenerte, conocerte.. criarte y darte todo el amor que he podido - Dejándole un beso en la punta de la nariz, prosiguió el camino con ella así de pegada.Raven no sabía que decir, siempre había tenido sentimientos contradictorios que atormentaban su alma, pero éstos parecían desaparecer cuando sus padres estaban cerca de ella.

 

Cerrando los párpados, respirando despacio dejándose guiar por Devas, escuchó un sacudir, como algo mínimamente metálico tras ella que parecía abrirse despacio queriendo protegerla del frío.

 

- Será nuestro secreto.. - Susurró su madre cuando la rodeó con una de sus alas lentamente, cobijándola, atrayéndola un poco más hacia su cuerpo. Alzando Raven apenas un poco la mirada, se encontró con la brillante y oscura cúpula que había formado, tendiendo la mano sin poder evitarlo deseando tocar la suavidad, atrayendo recuerdos que pensaba olvidados. El cómo al caer, las primeras manos al recogerla del suelo eran las de su madre que la abrazaba con ternura, rodeándola de esas mismas alas creando un mundo donde nada ni nadie podría darñarla. Había echado de menos esa sensación, debía admitirlo aunque no lo dijera en voz alta. Sintió como las preocupaciones, el pesar poco a poco iba desprendiéndose de ella, desapareciendo para dejar tan sólo.. paz.

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