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Tengo la sensación de estar despertando ahora mismo de un sueño. Miro mis manos y no parecen reales, al mover los dedos encuentro pequeños destellos, cómo chispitas que los rodean. Froto los párpados buscando un poco de claridad, concentración para seguir dándome cuenta que estoy despierta, que nunca he soñado. La cabeza parece que va a estallar de un momento a otro, mil pensamientos que parecen cuchillas abriendo heridas, ahondando en ellas sin compasión sacando a la luz posiblemente cosas que hubiera sido mejor olvidarlas. 

¿Que demonios estoy haciendo? Y sacudiendo la cabeza por un momento, parece que todo vuelve a estar colocado en su lugar. Mentira. Es mentira, no lo estan, es una pequeña mentira que me digo a mi misma para consolar la presión del pecho, las lágrimas asomando, amenazando con caer por las mejillas deseando morir en mis labios para que recuerde su sabor. Lo detesto. ¿Te habías dado cuenta que lo detesto? Es la emoción de la frustración cuando no consigo que las cosas salgan mínimamente como quiero. ¿Tan difícil es contener una lágrima? Esa diminuta, insignificante y al tiempo, importante lágrima que anuncia muchas cosas, pero que ahora mismo no sé catalogar, colocar en el cajón de las emociones para que mi conformismo se vea saciado. 

¿Alguien entiende lo que estoy diciendo? Porque al leerme, no comprendo la expresión de las palabras, la sensación de soledad que ellas imprimen. Sonrío y no de manera triste, es con ese deje de felicidad, sentimiento, compasión. No, compasión no, esa la dejaré para los demás. No quiero ni deseo compadecerme de mi misma, cómo tampoco espero que lo hagan los demás, pues por más que tropiezas, vuelves a levantarte para caminar, seguir los pasos que guía la vida, ésta vida que yo misma he elegido, la mía. 

Creo que todo tiene una razón y la que más grita mi alma, es extraña. Hay alguien. Quiero decirle que en contra de toda norma o deseo de mi persona, me ha llamado la atención, que me gustaría compartir momento, situaciones, risas, llantos, lo que surja entre nosotros. Pero como todo en la vida, existe la cobardía, ese sentimiento que nos frena, nos ata al silencio aunque una parte de nosotros quiera escapar, abrir los labios para hablar. Es.. el mirar en silencio, hablar cuidando las palabras para no delatar lo que mi cabeza piensa, desea realmente. Es mostrar un mundo lleno de optimismo cuando el tuyo está partiendose en mil pedazos, es.. es. No quiero que sufra mis pesares, y sé que es un pensamiento quizás egoista, inadecuado cuando no soy yo quien debe elegir si caminará a mi lado o no. Estoy echa un lío. ¿Por qué? Porque tengo miedo. 

He tomado decisiones, drásticas posiblemente de caminar sola en ésta vida, pasear entre los surcos que separan la soledad con la compañía. Es mejor así, a veces uno no puede dar todo lo que desea, necesita entregar para demostrar lo que se siente dentro. Me quede sin palabras de cariño, sin sentimientos románticos, sin besos que dar, no puedo.. hay algo dentro de mi que me hace parar, respirar y adoptar otra manera de actuar más distante, más.. correcta. Pero entonces.. si he decidido afrontarlo sola, ¿por qué nace ese sentimiento dentro de mi? Posiblemente porque el ser humano no fue creado para estar solo. Aunque claro, yo no estoy sola, me tengo a mi misma. 

 

 

[Qué pensamientos más extraños incitan ciertas canciones, ¿verdad?. Advertir que hay realidad, pero también mentira en mis palabras. ¿Cual es cual? =)

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