

Seducción BDSM
Estoy demasiado cansada, ¿es que no lo comprendes? Detesto la noche al tiempo que la deseo con anhelo. Es tan extraño.
Deseo que llegue ese momento en el que por fin todo lo mundano termina para que vengas a mi lado. Escuchar de tus labios todas esas palabras que tanto necesito escuchar. Te quiero, te necesito a mi lado. Saber que la proximidad de tu cuerpo hará que me sienta mejor, me haga saber que todo ha pasado porque tú estás a mi lado. Poder sentir de nuevo tu olor pegado a mi piel recordándome a quien pertenezco, con quien deseo estar. Los susurros a mi oído antes de besar mi cuello cuando te pegas a mi espalda rodeándome con tus brazos. Sentir esa miriada de besos recorriendo el hombro entre respiraciones profundas de ambos, porque sabes lo que me gusta y eso va prendiendo la llama que te hace venir cada noche a mi lado, ¿o quizás mis ansias de mantenerte conmigo? No lo sé, pero es que tampoco me importa al notar tus manos comenzando a recorrer la piel centímetro a centímetro, hacerla estremecer cuándo se eriza la piel. Sé que adoras mis suspiros cuando tus dedos se meten entre mis piernas encontrando la humedad. Consigues que mis sentidos estén mecidos a tu voluntad, logras arrancarme palabras que jamás pensé volverían a salir de mis labios. Suspiros que nadie ha logrado arrancarme en mucho tiempo, sensaciones que yo, versada en la palabra, en las emociones, no sabría siquiera como expresarlas. Te odio de un extraño modo cuando logras que mi cuerpo llegue al climax y al abrir los párpados buscando tus pupilas clavadas en mi, encontrarme con las mejillas empapadas en lágrimas, cerciorarme de que estoy sola en el lecho que cada noche compartimos. Costandome la vida dormir de nuevo deseando que en ésta ocasión, no acudas de nuevo a mi lado y así poder descansar.
No entiendes que el día se hace realmente duro al despertar. Ese momento en el que suena el despertador y me levanto extremadamente cansada, con un nudo en la garganta y esa sensación de necesitar llorar cargada sobre mi alma como una losa demasiado pesada que no puedo portar más. Desear ese momento a solas, ese instante en el que todo parece pararse sólo para mi y poder sentarme a llorar abrazada a la almohada que tú deberías haber ocupado. ¿De que hablo? Si sólo eres un sueño, un producto de mi imaginación cansada de obedecer a la razón. No quiero dormir, no quiero mecerme en el sueño para regresar a tus brazos, no quiero encontrarme la caricia de tus labios. Así pues, me aferro a la música, las letras, mil cosas para mantener a mi mente alejada de ti. Anhelo el roce de tus labios aunque no sepa cuál es su sabor, ansío las caricias de tus manos aunque no conozca su tacto. Quiero y aborrezco. Necesito y me lo niego. Hoy, de nuevo procuraré estar despierta, entretenerme con lo que sea para no pensar en ti, en ese momento del sueño dónde todo es perfecto. Estoy demasiado cansada de despertar llorando necesitandote un poco más, un pedazo de ese mundo dónde todo es perfecto.. salvo que es un sueño y como tal, se esfuma cuando me despierto.
¿Podrías arrancarme el alma? Ese pedazo que tanto ansía soñar. Sé que te puede resultar doloroso de alguna manera, puesto que ese pequeño fragmento me ayuda a escribir. Pero es un pequeño sacrificio que estoy dispuesta a asumir. Gracias..