top of page

Camafeo.

Sonrió maliciosa en algún momento determinado, sé que lo hizo porque estaba persiguiéndola, cómo siempre. No sé porque jamás me atreví a una aproximación, hacerme conocer, conocerla a ella realmente aunque de tantos días siguiendo sus pasos, conocía todos sus hábitos. La he visto sonreir maliciosa completamente parada en la calle, sintiendo cómo las personas pasaban cerca suya sin percatarse de su presencia, sólo algún vistazo rápido sin comprender porque esa mujer completamente vestida de negro, sin mirar a la nada, sonreía. La he visto mover los dedos de su diestra, despacio, cómo si tocase una guitarra eléctrica pegada a su muslo, el cómo tomaba una inspiración honda para después soltar el aire despacio. Demonios, estaba demasiado cerca, podría darse cuenta de mi presencia, aunque en algún momento dudase que ella se percatara de mi existencia. Siempre caminando con esa altanería pareciendo que el mundo le pertenecía, su cabeza alta a pesar de que en ocasiones la he visto mirar al suelo apenas ladeando el rostro, recogiéndose entonces un mechón de su largo cabello para meterlo tras la oreja, sin tardar demasiado en levantar el mentón.  Todos pensarán que puedo estar loco, y posiblemente lo esté, aún no comprendo ésta pequeña obsesión que tengo con ella, pero a veces, sólo a veces he creído ver fuego a sus pies apartándose temeroso de su presencia.

 

Cuando por fin he podido dejar de divagar, me he fijado en su presencia temeroso con su desaparición, sin embargo, ahí seguía, de pie parada moviendo los dedos, con esa sonrisa dándome la espalda. Sin embargo, hoy algo cambió, algo varió en su comportamiento. Bajó de nuevo el mentón mirando el suelo, apenas ladeando un poco el rostro, movió los hombros de una manera imperceptible para el todo el mundo, menos para mi. Girándose despacio cuando su mirada se alzó recogiéndose el mechón de cabello cómo siempre hasta que posó sus pupilas en mi, posándolas sobre mí cuando nuestros cuerpos estaban frente a frente a pesar de la distancia. Me estaba volviendo loco, de eso estaba seguro, no podía creer lo que estaba viendo, no.. no podía ser real. Mi parte racional, buscaba el porque de esa acción, de porque mi mente estaba buscando esa fantasía en concreto. La he visto arrancar su camafeo de un tirón, dejando la cadena colgando entre sus dedos cuando la zurda buscaba en su bolso un trozo de papel y un bolígrafo. ¡La he visto escribir!. El cómo ahuecaba su mano para poder tener un punto de apoyo, terminando por envolver el colgante con sus letras, instante en el que volvimos a cruzar las miradas. Me sudan las manos, el cuerpo entero, tiemblo cómo un cobarde cuando el vello de la nuca se eriza al verla dejar caer su preciado colgante al suelo, regalándome una sonrisa más antes de girarse sobre sus pies marchando, alejándose, dejándome tirado allí como una colilla pisoteada en el suelo sin poder moverme. 

 

No sé cuanto tiempo he tardado en reaccionar, ya no estaba, a cambio, su colgante envuelto en papel ahí seguía, en el suelo esperándome, así he querido pensarlo. Sin saber cómo, mis pies por voluntad propia se han aproximado, doblándose mis rodillas, estirando la mano cogiéndolo. Al desembolverlo, he podido ver las letras impresas.

 

"Te presto mi camafeo cómo prenda, pero sólo por una semana. Lo deseo de regreso, espero que sea de tus propias manos. Cuídalo. Cuídate."

 

 

 

 

Me gusta

 

bottom of page