top of page

Almas Gemelas VII (Última parte)

Cuanto tiempo había pasado, ninguno de los dos lo sabía puesto que no habían prestado atención a nada que les rodeaba, salvo el uno al otro. ¿Qué decir? Qué decir cuando quien está justo frente a ti, sin hablar, sólo con la mirada te hace sentir único, especial al tiempo que una paz interior que jamás antes habías conocido y sin haberse tocado siquiera. Sólo hay sonrisas, ese bajar de los párpados por un momento sintiendo las mejillas arder para acto seguido, alzar las pupilas buscando su presencia con el temor de que haya desaparecido, sin embargo, ahí está.. mirándote, esperando una palabra de sus labios que no llega.

 

 Es cuando ella recuerda unas palabras leídas en el cuaderno que mantiene presionado contra su pecho. Alzando el índice hacia el cielo como un gesto de espera, se aproxima un poco más sin apenas darse cuenta, separando ese cuaderno del pecho abriéndolo, buscando esa página en concreto que al leer, casi quedó grabado a fuego en sus recuerdos.

 

- Creo, no, no creo.. sé que ese día, el día que nuestros caminos se crucen como lo harán nuestras miradas, no tendré la menor idea de que decir o quizás, sepa exactamente que deseo expresarte, pero mis labios estarán embobados esbozando una sonrisa al descubrir, reconocer que eres tú la persona que deseo a mi lado, caminando de mi mano.

 

Él no podía más que mirarla, deleitarse con sus rasgos, los ojos apenas maquillados, el brillo de las pupilas al pasear por las líneas, el movimiento de sus labios al leerlas. Dioses, deseaba besarla y no la conocía nada. Su cuerpo ardiendo de calor, como una necesidad de abrazarla, entregarla esa sensación cálida, la firme convicción de que deseaba protegerla de todo y todos en cualquier momento, situación. Sentía.. que su alma estaba gritando, reclamando la propiedad de ese pequeño, ínfimo pedazo de alma que ella portaba oculto en una parte de su corazón. Al escuchar las palabras que ella leía, casi fue cuando reaccionó irguiéndose, colocándose más cerca suya, posando la diestra sobre el cuaderno impidiendo que pudiera seguir leyendo para después tomar su mentón e ir alzandolo despacio hasta que sus pupilas volvieron a cruzarse. Ella por unos momentos se sintió estúpida, ¿cómo podría pensar ser ella su alma gemela? Aquella a la que él había estado buscando tanto tiempo. No sabiendo si la celeridad de su corazón palpitando ahora con fuerza contra el pecho era por su cercanía o porque se hubiera enamorado de sus palabras. Deteniendo su respiración cuando entreabre los labios y una voz cautivadora surge de éstos.

 

- Desearía poder contarte todo aquello que alberga mi alma, pero temo que sea tan insípido, tan vacío que acabe por alejarte de mi lado cuando lo único que deseo es retenerte cada minuto del día para reparar el daño causado al no haberte encontrado antes para hacerte feliz..

 

 Habiendo relatado el siguiente párrafo que ella no pudiera leer. No la dejo hablar, no permitió que su voz le embrujara un poco más. No pensó que podría rechazarlo, sabía que debía, ansiaba besar sus labios. Esos que capturaría despacio, lento. Sintiendo su respiración en el rostro como el mejor de los regalos, el sabor de su boca como la ambrosía de los Dioses portándolo en prenda ella. La tibieza de su cercanía, la sinrazón apoderándose de ambos al unísino, atrapándolos en un abismo de incoherencia como es el amor. Sólo cuando la caria húmeda de sus lenguas los ha dejado muertos de sed, ansiando un poco más, es cuando finalmente se separan apenas un poco, esbozando una sonrisa.

 

 

Psique se tomo su tiempo, es más, habiendo contado la historia aún debía limpiarse las lágrimas emocionadas recorriendo sus mejillas con un pañuelo de seda blanco. Perséfone mirándola espectante sentada a su lado con las manos entre sí agarradas, retorciendo los dedos esperando escuchar la continuación de la historia.

 

 

- Vamos Psique, ¿que pasó después? ¡No me tengas en ascuas! - Suplicó Perséfone algo alterada. Siempre le encantaron esas historias. Aproximándose incluso un poco más a su amiga que comenzó a negar con la cabeza despacio posando la diestra sobre las manos de su oyente entusiasmada.

 

- No puedo contar más, puesto que el resto de su historia sólo les pertenece a ellos, Perséfone. He visto incontables almas gemelas que a lo largo de los siglos, han cruzado sus caminos para vivir la vida que se merecen, la de absoluta felicidad porque tienen a esa persona especial, única a su lado. Pero no sé, cada una de esas historias es  diferente a la anterior y consigue de una manera u otra emocionarme. Sin embargo con ellos, no pude evitar cambiar un poco las reglas del juego para que sus caminos se cruzaran antes. Las palabras de él, esas expresiones de un sentimiento tan puro y profundo como es el amor. Ella, antaño tan fuerte, viva y llena de esperanza dejando que la desesperación se apoderase lentamente de su ser al no encontrar ese pequeño, ínfimo pedazo de alma que otros muchos ni tan siquiera son capaces de sentir. Deseé que fuera su momento, no me arrepiento de ello. Y quizás cambié un poco las tornas del destino, pero no me importa, a veces hay que hacer lo necesario para que dos seres, dos almas gemelas por fin encuentren la paz...

 

 

 

NOTAS DE LA ESCRITORA:

Gracias a todos aquellos que habéis seguido el relato, pedido que continuase creando una ilusión. Es agradable darse cuenta de que una pequeña expresión, un sueño o quizás sólo inventiva, ha tenido tan buena aceptación y me habéis animado a terminarlo. Sin vosotros, sólo se habría quedado en un esbozo.¡Gracias! =)

bottom of page