

Seducción BDSM
Una última página más, sólo una para impregnarme de un sentimiento que no me pertenece y que sin embargo, he tomado como mío desde que éste cuaderno cayera en mis manos. Ese, fue el pensamiento de ella cuando estaba amaneciendo de nuevo, se aproximaba la hora de comenzar un nuevo día con la pequeña ilusión de que quizás, hoy pudiera conocer al artífice de tales bellezas, tal sentimiento puro. Frotándose los párpados cansados después de tanto leer, pasó a la siguiente hoja esbozando una sonrisa anticipada antes de comenzar su lectura.
"No quería, no deseaba permitir a la oscuridad que se apoderase de mi para así mantener la llama de la esperanza por encontrarte, pero hoy me ha asaltado sin compasión, sin aviso alguno. Al despertar enredado en las mantas tras quedarme pensando en ti, he descubierto que mi alma estaba rota en mil pedazos, destruida por completo. Sentándome en la cama, cuando miré mi manos estas estaban temblando sin razón aparente, entumecidas sin apenas poder cerrarlas, pero quizás lo que más me ha desconcertado ha sido cuando he sentido la cara empapada de lágrimas, esas gotas saladas que anuncian algo, en éste caso, que estoy triste. Siento el pecho arder y es porque he contenido la respiración.. Soltar el aire ha sido como hundir una daga afilada en el mismísimo centro del pecho. ¿Qué es ésta angustia que me corroe? ¿Por qué siento que mi búsqueda, mi necesidad de ti no merece la pena? Creo que mi mente se ha cansado de soñar contigo y pide un poco de realidad, sin embargo, esa parte de mi irracional se niega a olvidarte, mi pequeña Dama desconocida. Hoy sé con más intensidad que necesito encontrarte, saber, conocer que eres real y que de algún modo tú has sentido lo mismo al cabo de todos éstos años.
Duele y lo hace de una manera agresiva, dura, incluso voraz cuando devora cada pedazo de mi espíritu combativo. Hoy, no quiero levantarme, no quiero sentir el agua aclarando mi piel bajo la ducha, el apetito ha desaparecido, sólo deseo quedarme en la cama y llorar, dejarme arrastrar por el mar de amargura que ahora mismo se instalado en mi de manera imperante. Apenas he cogido nuestro pequeño diario para expresar la tristeza de no tenerte para que al terminar las últimas letras, vuelva a echarme sobre los brazos de la autodestrucción. Hoy.. soy yo quien necesita tus abrazos, el latido de tu corazón contra mi rostro, las respiraciones pausadas sabiendo que ahí estás tú para permanecer a mi lado hasta que la tempestad pase. "
Apenas media página, apenas unas palabras y sin embargo, tan cargadas de sentimientos egónicos, tan duros que ansió poder abrazarlo aunque no le perteneciera ese lugar, calmar ese pesar y poder susurrarle como consuelo que quizás ella, en algún lugar del mundo, estaría pensando en él aunque no le conociera.
El despertador suena avisando que debe marchar. Hoy lo hace media hora antes, desea estar en las puertas del metro un poco antes con ese mismo cuaderno que está empapando de lágrimas ahora mismo en las manos para devolvérselo a su dueño, conocerlo por fin. Todo, absolutamente todo se hace más pesado, lento en sus movimientos con ese recuerdo tan triste rondando su cabeza. Justo cuando pretende salir por la puerta, siente la enorme tentación de quedarselo, dejarlo guardado para leerlo, releerlo una y otra vez, pero no.. no es correcto, quien lo haya perdido lo necesita, es el diario que ha estado escribiendo para su alma gemela. Y con esa firme convicción, sale a la fría calle, recorriendo las solitarias calles a tan tempranas horas de la mañana. Es curioso, pero a medida que se va acercando a la puerta del metro con el cuaderno firmemente abrazado, se preocupa de su pelo, de colocarlo adecuadamente tras las orejas, colocarse las ropas, incluso se atreve a mirarse en los escaparates como hacía antaño, preocupándose de la primera impresión que pueda tener al verla por primera vez. Quizás exista la posibilidad de ser amigos, poder preguntarle, saber de sus pequeños escritos aún siendo tan íntimos. De nuevo, esa presión en el pecho, esa sensación de angustia, de dolor sin llegar a serlo. ¿Qué podría ser? La eterna pregunta cuando le sucedía en ocasiones. Aferrando el cuaderno con más fuerza contra su pecho intentando así liberar la sensación o desprenderse de ella, ésta parece hacerse más intensa. En la puerta del metro, un chico apenas apoyado en la barandilla con la diestra en el pecho, levemente inclinado como si le costase respirar, lo mismo que a ella.
El tiempo parece haberse detenido cuando sus miradas se cruzan, la poca gente que pueda pasar cerca de ellos parece ir a cámara lenta, incluso a medida que ella se va aproximando, la sensación del pecho desaparece para dejar a ambos. Él esboza una sonrisa, ella.. no puede evitar hacerlo también al tiempo que baja la mirada avergonzada sintiendo las mejillas arder..