

Seducción BDSM
El destino siempre había jugado un gran papel, pero a veces distraido en el resto de las vidas, otras se le pasaban por alto, teniendo que esperar al siguiente momento en el que sus almas gemelas se volvieran a cruzar. No, ésta vez no. Ésta vez Psique había interferido un poco. Sintiendose ahora juguetona, traviesa sabiendo que todo había comenzado. Oculta entre las sombras como cualquier Dios que ansiaba ver un poco más de cerca el mundo humano, había tirando del cuaderno para que éste cayera al suelo y así ser encontrado por ella. Habiendo maldecido solo por un momento al ver que la muchacha no se quedaba, si no que tras leer esa pequeña frase, se había girado volviendo sobre sus pasos. Había sentido la emoción, el cómo ese corazón dejaba de palpitar un solo latido, la emoción en esas pupilas. Sin embargo, lo que más le había sobrecogido, era el sentimiento que había renacido, ese que jamás había muerto pero que con el paso de los años, se había ido secando. Un sentimiento demasiado fuerte, intenso que volvería el mundo del revés al dejarlo libre. Un sentimiento puro, el amor.
Entró en el vagón apenas sin aliento, apoyándose contra la pared habiendo dejado la mochila entre los pies ahí, en el suelo. Cerrando un momento los párpados, queriendo recuperar el resuello, ordenar los pensamientos y sobre todo, las emociones que lo habían recorrido al leer las palabras que habían salido del corazón. Sí, de ese músculo que le mantenía vivo, ese día, más vivo que nunca. Queriendo, deseando releer esas palabras, abrió los párpados inclinandose hacia la mochila, momento en el que las puertas se cerraron, comenzando su recorrido. Sería justo en ese instante en el que se diera cuenta de que su cuaderno, su alma no se encontraba. Todo, absolutamente todo parecía perdido. ¿Cómo un cuaderno, un simple acúmulo de palabras escritas en un papel, podría ser tan importante? Quizás muchos, la mayoría no lo entendiera, sólo esas almas únicas perdidas en el mundo, podría comprender la tremenda falta que acababa de sufrir. Tan sólo una pequeña esperanza tonta lo hizo respirar con cierta normalidad. Bajándose en la siguiente parada, regresó a la parada donde lo había perdido, subiendo los escalones con premura hacia el exterior, la zona donde podría habérsele caído.
Tenía esa presión en el pecho de nuevo, pensando que sería por su tremenda pérdida cuando en realidad su alma gemela no estaba demasiado lejos de él. Terminando por sentarse en los escalones, posando los codos en las rodillas para así enterrar el rostro en las manos, hundiendo los dedos en el cabello bajo la atenta mirada de Psique, la cual sonreía, haciendo un poco de trampa, ansiando que él, "escuchase unas palabras"..
"Sé que nunca he viajado sola, porque siempre has sido parte de mi, has permanecido a mi lado sin conocernos. Has estado conmigo en los momentos que mi alma parecía calmada, sosegada para tener que abandonarme en esos momentos en los que la soledad, se hacía un hueco cerca de mi alma . Desearía poder calmar el dolor que has sentido al hacerlo, pues sé que de algún modo, eso habría calmado nuestro pesar. Ansío tanto saber, conocer como son tus abrazos. Sé que el destino hará que nuestros caminos se crucen en algún momento, en ésta u otra vida. Te espero.."
Esas palabras, esas mismas palabras que ella escribió a lápiz bajo el párrafo que él expresara, paseando los dedos sobre la escritura, emborronándola cuando una lágrima, empapó el papel.