

Seducción BDSM
Justo cuando se disponía a bajar las escaleras del metro, vió como alguien a quien no pudo verle la cara, salió corriendo hacia el interior y cómo un cuaderno demasiado desgastado quedaba solitario en el suelo, gritandole para que parase, pero no la escuchó. Justo en ese preciso momento, fue cuando la extraña presión en el pecho despareció, aproximandose a las hojas teñidas de tinta con los bordes plagados de apuntes, pequeños dibujos. Agachándose, lo tómo en las manos y sin razón aparente, un suspiro escapó de sus labios. Cuando se disponía a acceder al interior, sus pupilas se pararon sobre las últimas palabras escritas, temblorosas.
*Nunca has viajado sola, porque siempre una parte de mi ha permanecido contigo, a tu lado sin conocernos. He estado contigo en los momentos en los que tu alma parecía estar calmada, sosegada para tener que abandonarte en el peor momento, cuando te sentías vacía y creeme cuando te digo, es lo que más me ha dolido. Habría deseado estar ahí para rodearte con las manos hasta fundirnos en un abrazo y calmar esa desazón, esa misma que sientes ahora. No estás sola, jamás lo has estado, cómo jamás lo estuve yo. Sin embargo sé que llegado el momento, el destino cruzará nuestros caminos y sabremos que somos almas gemelas. Espérame, por favor...
El aire parece pesar demasiado cómo para inhalarlo, pesa sobre los hombros, hace que su cuerpo casi pierda el equilibrio teniendose que apoyar en la pared que había tras ella. Sintiendo calor, uno que comenzaba en los dedos de los pies e iba subiendo de manera vertiginosa por todo el cuerpo hasta sus mejillas, inundando sus ojos de un brillo desconocido del cual ella no se percataría. Paseando apenas las yemas por esas letras. No, no era posible que fuera para ella, y sin embargo se asemejaba tantísimo a lo que había vivido. Volviendo a leer esas mismas palabras, pegando el cuaderno a su pecho con cierta fuerza al cerrar los párpados intentando respirar. Todo se ve tan nublado y al mismo tiempo tan nítido. Siente, sabe que la curiosidad, el ansia por leer más palabras que se asemejen tanto a su alma, está creciendo de manera inminente y no podrá echar el freno, devolver ese cuaderno. Sin saber ni cómo ni porque, deshace los pasos que ha dado hasta ese lugar, no hay nada en su mente que no sea ese pequeño ansia de conocer qué son los sentimientos que albergan esas hojas. El mundo, la responsabilidad quedó atrás cuando cerró la puerta de su casa, cuando se sentó en un pequeño rincón del salón en una esquina del sofá con una ténue luz a su lado, devorando cada uno de los escritos, incluso sonriendo con uno de ellos.
*Hoy he soñado contigo cuando Morfeo ha dejado su huella en mi. Debo confesarte que he sentido celos, cómo algo se desgarraba por dentro al ver esas manos que no eran mías recorriendo tu cuerpo, arrancandole gemidos que no le pertenecían. He sentido lanecesidad de gritar, hacerte sentir de algún modo que estaba allí, contigo y lo mucho que me dolía que otras manos me arrebatasen lo que me pertenece por derecho, pues eres mía. Y sé que buscas el placer en otros cuerpos intentando calmar la soledad que he dejado en ti sin conocernos. Sé.. que a veces, cuando te quedas a solas en la habitación el hotel viendo las luces del exterior, paseas los dedos despacio por los brazos al tiempo que rozas el mentón contra uno de tus hombros, soñando con algo que no está, con las palabras precisas que necesitas en ese momento, con una presencia que desde la espalda te abrace dejando un beso en tu cuello expuesto al retirarte el cabello, porque así es como te gusta. Lo comprendo aunque me duela, aunque la sensación al despertar sea de un corazón roto en mil pedazos y todos, cada uno de esos pequeños pedazos, lleva grabado tu nombre aún desconociendolo. Necesito despertar a tu lado y sentir el calor de tu cuerpo cerca del mío, pegarme a ti buscando despertarte de tu sueño, despertar del mío propio para saber que es real, que eres real. Quiero dejar pasar a Morfeo en mi vida, porque sólo así podré estar a tu lado apenas unas horas, lo necesito, has creado en mi alma una adicción y sólo tú puedes calmarme. ¿Por qué no vienes a mi? ¿Por qué nuestros caminos se cruzan y no te reconozco a pesar de buscarte entre la gente?