

Seducción BDSM
*Tengo la sensación de que el mundo ha terminado, sólo porque no has llegado a mi vida. El vacío abriendose paso en alma herida por el paso de los eones. Te necesito y aún no he conocido cual es tu rostro, cómo son las melodías de tu voz al reir. Sin embargo, te echo mucho de menos. ¿Acaso es posible añorar algo que jamás has tenido?
Él que siempre versado en la palabra, cuándo tenía que expresar la emoción que albergaba en su corazón, se sentía con las manos atadas, los dedos ensangrentados sin poder dibujar una sola letra más. Sin embargo ese día sentado en los escalones del metro esperando a que sus puertas abieran, con el cuaderno sobre el regazo, logró ínfimamente plasmar aquello que llevaba atormentándolo tanto tiempo. Cerrando por un momento los párpados respirando el frío de la mañana, al notar las gotas caer sobre la piel, guardó su cuaderno dentro del abrigo para así proteger su valioso tesoro. Notando en ese preciso momento una presión en mismísimo centro del pecho que a punto estuvo de robarle la respiración. No tarda demasiado en llevar la diestra a ese lugar resentido, presionando, masajeando sin comprender que estaba sucediendo. ¿Acaso su alma se había rendido?
- No, aún no, es demasiado pronto.. -Y no por el miedo a morir, si no el hacerlo sin haber encontrado a sin encontrar a su alma gemela. Desplazándose a duras penas escaleras abajo, logró encontrar cobijo, ese pequeño resguardo de la lluvia que le permitiera seguir. Con las manos temblorosas, tomó su pluma, buscando una hoja limpia en la que poder plasmar el bullicio de palabras que ahora se agolpaban en las yemas con desesperación, dejándose llevar por algo invisible que lo arrastraba al borde del precipicio de no permitirlo.
*Nunca has viajado sola, porque siempre una parte de mi ha permanecido contigo, a tu lado sin conocernos. He estado contigo en los momentos en los que tu alma parecía estar calmada, sosegada para tener que abandonarte en el peor momento, cuando te sentías vacía y creeme cuando te digo, es lo que más me ha dolido. Habría deseado estar ahí para rodearte con las manos hasta fundirnos en un abrazo y calmar esa desazón, esa misma que sientes ahora. No estás sola, jamás lo has estado, cómo jamás lo estuve yo. Sin embargo sé que llegado el momento, el destino cruzará nuestros caminos y sabremos que somos almas gemelas. Espérame, por favor...
Las letras se ven temblorosas sobre el papel, pero es la mejor expresión de un sentimiento que se hace cada vez más fuerte. No duda en leerlo una y otra vez, repasar cada línea queriendo comprender que deseaba decir con esas palabras sin llegar a comprenderlo. Hace tiempo que el metro tiene sus puertas abiertas hace un rato, pero se ha encontrado tan ensimismado, que no veo a la gente pasar a su lado, todo el mundo parece haber desaparecido para él hasta que alzó sus pupilas. Metiendo de mala manera el cuaderno en la mochila, echó a correr al interior, perdiendo su preciado tesoro por el camino, abandonándolo en el frío suelo sin cobijo, sin nadie que pueda apretarlo contra el pecho tras leer sus palabras.